Lunes, 10 de noviembre de 2014.
COMPARTIMOS ESTE ESCRITO DE UN ACTIVISTA POR LA RBU
COMPARTIMOS ESTE ESCRITO DE UN ACTIVISTA POR LA RBU
Entre los derechos positivos está tomando fuerza la reivindicación de la Renta Básica Universal (RBU), que consistiría en una retribución dineraria a todos los ciudadanos mayores de edad por el solo hecho de serlo, con independencia de su edad y situación laboral, y cuya finalidad estriba en garantizarles un mínimo de recursos económicos que teóricamente les libraría de lacras como la pobreza o la necesidad de aceptar contrataciones laborales precarias y abusivas.
La renta básica es una asignación monetaria e incondicional a toda la población; por tanto, (la hija de) Botín (y todas las personas ricas) también la cobrarían.
No obstante, el hecho que la cobre no quiere decir que Botín salga beneficiado con la introducción de una RBU. Todo lo contrario, la situación económica de Botín sería peor que en el sistema actual. O lo que es igual, en cualquier tipo de propuesta de aplicación de la RBU que sea fiscal y económicamente interesante, los ricos pierden y el grueso de la población gana, sobre todo los ciudadanos más pobres. Botín recibiría la RBU, pero pagaría muchos más impuestos de los que paga en la actualidad.
La idea de que la RBU fomentaría el parasitismo suele ser común entre aquellas personas que conocen por primera vez la propuesta, pero disponemos de suficientes pruebas empíricas para refutar la validez de tal problema.
En primer lugar, es preciso aclarar que existen tres tipos de trabajo, a pesar de que sólo uno cuente en el Producto Interior Bruto. Es decir, existe un tipo de trabajo que tiene remuneración monetaria, y que por desgracia en las sociedades capitalistas ha colonizado el resto de tipos de ocupación laboral. Pero también existe el trabajo doméstico, que no tiene retribución pero es crucial para nuestra sociedad. Finalmente, también existe el trabajo voluntario, que por definición tampoco está remunerado. Por tanto, es del todo desacertada la idea de que una persona que no esté empleada por cuenta ajena no está haciendo nada por la sociedad. De hecho, la mayoría de veces que se escucha la crítica de la cesantía voluntaria se está pensando en el caso del trabajo remunerado y nunca en los posibles efectos sobre el resto de las categorías de la tipología de trabajo que acabamos de exponer. En el fondo, cabe preguntarse por qué debemos enhebrar todas las actividades útiles que los seres humanos son capaces de hacer a través del pequeño ojo de la aguja de un contrato laboral.
Por otro lado, existen muchas razones para suponer que una RBU no provocaría, en absoluto, una retirada masiva del mercado de trabajo. Más allá de la recompensa pecuniaria, las personas buscamos cierta realización personal y social con el trabajo.
Debe tenerse en cuenta que la RBU suele siempre plantearse como una remuneración modesta, que se debe situar en el umbral de la pobreza del lugar en donde se quiera aplicar. Por tanto, la RBU puede ser complementada con otras fuentes de renta, cosa que no permiten los subsidios condicionados típicos del estado del bienestar. La RBU no constituye un techo, más bien define un nivel básico a partir del cual las personas pueden acumular otros ingresos. Podemos hacer una analogía con el caso de los trabajadores con buenos salarios que aún así realizan horas extras, o el caso de las personas prejubiladas anticipadamente que tienen algún tipo de actividad remunerada.
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