miércoles, 24 de diciembre de 2014

Crisis, salud mental y renta básica (I)

18 de febrero de 2012.



Nuestro compañero Sergi Raventós ha escrito el capítulo Crisis, salud mental y renta básica en el libro La renta básica en la era de las grandes desigualdades, con Introducción de David Casassas y Daniel Raventós. Con su permiso os lo ofrecemos por entregas y si queréis os lo podéis descargar completo.
 
Es un texto importante que aporta soluciones plausibles, aunque no lo parezcan en esta época de restricciones, recortes y agresiones a nuestros derechos. 
 
Sergi Raventós
Sergi Raventós es Diplomado en Trabajo Social y Licenciado en Sociología por la Universidad de Barcelona. Es Master en Iniciación a la investigación en Sociología en Teoría y Metodología y Diplomado en Estudios Avanzados en Sociología por la Universidad Autónoma de Barcelona. Actualmente realiza el doctorando. Su foco de interés principal son las desigualdades sociales y la salud mental.

Profesionalmente desarrolla su actividad en la Fundación Els Tres Turons que gestiona servicios de rehabilitación en salud mental.

 
Colabora en la docencia con la Universidad Oberta de Catalunya.

Está afiliado desde hace años a la Federación de Sanidad de Comisiones Obreras de Catalunya. También lo es de la International Health Workers for people over profit (IHWPOP)
www.healthworkersinternational.org

Forma parte de Dempeus, plataforma en defensa de la salud pública creada en Catalunya el 2009. http://dempeus.nireblog.com

Es miembro de la Junta directiva de la Red Renta Básica. sergiraventospanyella@gmail.com 
 
Crisis, salud mental y renta básica
 
 
La presente crisis económica agudizará considerablemente los problemas de salud mental ya instalados en nuestras sociedades desde hace años. Estos problemas de salud mental, en gran parte, están derivados de las graves inequidades sociales, de situaciones de profunda pobreza estructural y también y cada vez más de las condiciones de inseguridad económica del mercado de trabajo. La relación entre las malas condiciones de trabajo y los problemas psíquicos son también manifiestos. Asimismo, es sabido que los efectos de estar en el paro son devastadores para la salud en la mayoría de ocasiones. 
 
Una de las constataciones que puede orientarnos en la relación existente entre la seguridad económica y la salud mental es la que nos muestra una considerable mejor salud mental entre la gente que percibe una prestación de paro respecto de aquella que estando en el paro no la recibe. 
 
Un instrumento de seguridad económica como la renta básica garantizada e incondicional podría ser una buena respuesta a la grave epidemia de salud mental que se avecina como ponen de manifiesto desde hace años varios informes de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Introducción[1]

[1] Agradezco la lectura y los precisos comentarios de Jordi Mundó al texto, sin que sea responsable de las limitaciones del mismo.”

La crisis económica está suponiendo entre otras consecuencias unos niveles de desempleo muy elevados en todo el mundo, asimismo se está incrementando la inseguridad y la precariedad en las condiciones de empleo. Todo junto va a suponer el empeoramiento de la salud mental de millones de personas.

Los efectos de la crisis económica pueden afectar a varios frentes: por un lado a las personas con patologías mentales severas que si en épocas de crecimiento económico tenían dificultades importantes para entrar en el mercado laboral, ahora pueden quedar literalmente excluidas. Diversos estudios estiman en más de un 80% las personas desempleadas en este colectivo.

También podrán ser víctimas los usuarios/as de los recortes o congelamientos presupuestarios que ya se dan en muchos países, en servicios sociales y en sanidad, ya sea atención primaria, rehabilitación en salud mental, programas de inserción laboral, pisos asistidos, plazas de residencias, etc.

Las problemáticas de salud mental derivadas de quedarse sin empleo o por falta de protección social aumentarán.

Una buena protección social como la renta básica (RB) universal de ciudadanía es una garantía para frenar la pobreza y con ella los efectos en la salud mental derivados de la crisis.

Abordaré este capítulo en cuatro apartados. El primero intentará aproximarse al complejo campo de la salud mental. El segundo hará especial hincapié en los problemas mentales derivados de la actual crisis. El tercero dará cuenta de qué grupos padecen más la crisis, cuál puede ser el motivo y tratará de explicar como las desigualdades sociales afectan la salud y el cuarto analizará la importancia de la protección social y se defenderá la RB como una propuesta que puede dar respuesta a varios problemas.

1 ¿Qué es la salud mental?

Vayamos por partes. En primer lugar, es importante poder aclarar qué entendemos por salud mental, qué es lo queremos decir por trastorno mental y por qué la salud se ve afectada por los determinantes sociales.

El concepto de salud mental seguramente es uno de los conceptos más complicados de definir. La frontera entre la salud y la enfermedad mental cuesta de delimitar y es habitual considerar los dos conceptos como si fuesen polos opuestos, y contrariamente se acercaría más a la realidad la idea de un continuum o gradiente entre los dos conceptos.

Por salud mental podemos entender, según la OMS, “un estado de bienestar completo, en el que el individuo es capaz de desarrollar plenamente sus capacidades, superar las tensiones de la vida, trabajar de manera productiva y provechosa y contribuir con sus aportaciones a la comunidad”(WHO, 2001). Aunque esta definición puede pecar de ambiciosa tiene la virtud de abarcar y capturar todo lo que puede ser un concepto tan difícil de definir y amplio como salud mental. Así pues, podemos inferir de esta definición que la salud mental de nuestras sociedades en estos momentos tiene bastantes lagunas y déficits, teniendo en cuenta que una parte importante de la sociedad no puede y ha quedado excluida de “trabajar de manera productiva y provechosa y contribuir con sus aportaciones a la comunidad”. Y aquellos/as que lo hacen también sería conveniente saber en qué condiciones desarrollan su trabajo, pues como veremos más adelante trabajar en según qué condiciones perjudica o empeora la salud.

Los problemas de salud mental los hemos de considerar no sólo como las situaciones patológicas más clásicas y graves: esquizofrenia, psicosis, paranoia, trastornos bipolares, fobias, etc., sino también debido a los profundos malestares y dificultades psicológicas no necesariamente patológicas que se pueden presentar en el transcurso de la vida de las personas. Aunque la vulnerabilidad genética esté presente en algunas enfermedades mentales, no puede explicar por si sola el enorme aumento de estas patologías en las últimas décadas (Wilkinson, 2009:87).

Es importante, llegados a este punto, poder delimitar conceptualmente lo que son los trastornos mentales graves o severos, que forman parte de uno de los grupos más vulnerables, estigmatizados y en riesgo de ser excluidos socialmente, y aquellos problemas de salud mental que responderían a situaciones sociales de fuerte tensión y estresantes, y por tanto a una reacción que no dejaría de ser lógica y propia de nuestro organismo. Lo que seria anormal más bien sería que nuestro estado de ánimo no se alterase en este tipo de situaciones de riesgo o pérdida de trabajo o de vivienda. Una falta de reacción a una situación de ese calibre tal vez se parecería más a la de un organismo del reino vegetal y no a la de los seres vivos más sofisticados cognitivamente del reino animal.

Una definición de trastorno o desorden mental muy sugerente es la del filósofo Jerome Wakefield quien considera que un desorden mental existe si algún sistema psicólogico interno no funciona tal cual está diseñado para esa función y ésta disfunción está definida como inapropiada en un contexto particular (Horwitz, A. V., 2002). Importante destacar estos dos elementos: disfunciones internas y socialmente inapropiadas. Sólo si son disfunciones internas que estén definidas como inapropiadas socialmente se trataría de desordenes mentales. Así, por ejemplo, no deberíamos catalogar un desorden mental como comportamiento social (o político) inapropiado emulando lo que han hecho y siguen haciendo a lo largo de la historia algunos gobiernos.

Los trastornos mentales reflejarían la combinación entre las disfunciones internas (de carácter universal) y los valores del contexto social y cultural.





Fuente: https://dempeusperlasalut.wordpress.com/2012/02/18/crisis-salud-mental-y-renta-basica-1-que-es-la-salud-mental/

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