miércoles, 28 de enero de 2015

La Renta Básica y la educación

12 de enero de 2015.
  • Debemos desplegar la idea de la RB e imaginarnos con ella para que la fuerza de tal despliegue succione del asunto de la obtención de recursos como sea, tal como sucede en la lógica del crowdfunding.
José Luis Bonilla (antropólogo)

Somos un pueblo en pie. Atrás quedan las épocas de lucha de los cuatro gatos en medio del festín obsceno de neón. Estaba escrito que llegaría esta encrucijada. Estamos erguidos y ya con la masa crítica necesaria. Los cuatro gatos se han multiplicado por miles y ya no importa por dónde empecemos porque lo que importa es empezar. Es la hora de los sueños, el tiempo de imaginar futuros y construirlos. Desde cualquier esquina, desde cualquier convicción.

Somos flexibles, porque no nos agarrota el egocentrismo, vacunados como estamos de tanto verlo en público y somos diversos porque entendemos lo heterogéneo como riqueza.

Vimos lo absurdo de manifestarnos día tras día y acampamos. Sufrimos el colapso asambleario y nació Podemos. Esa masa crítica permite ensayarlo todo y romper los límites del pensamiento aristotélico causalista. No es primero esto y luego lo otro. Es todo a la vez y convergiendo. Es Podemos y es Guanyem, de­sarrollando sus propuestas y luego devolviendo a las plazas y asambleas la participación y el empoderamiento. Es un toma y daca circular. No hay hoja de ruta. Las hojas de ruta no son circulares, son lineales y aristotélicas, presuponen una causa y un efecto.

No hay que solucionar el tema de la viabilidad económica de la Renta Básica (RB), antes de pensar como sería nuestra vida con ella. No podemos bloquearnos ahí y abortar la propuesta. Sería un pensar lineal. Debemos desplegar la idea de la RB e imaginarnos con ella para que la fuerza de tal despliegue succione del asunto de la obtención de recursos como sea, tal como sucede en la lógica del crowdfunding. Puede ser un salto tan decisivo, que desde la visión de las transformaciones que movilizaría, es la trinchera que algunos decidimos habitar, convergiendo desde ahí con quienes empujan hace años con vigor para aclarar su viabilidad económica, los compañeros de la Red Renta Bá­sica, que también fueron cuatro gatos y ya no lo son. ¿Qué ocurriría con la propiedad intelectual en un contexto donde los autores disfrutaran de una RB, y además la creación no estuviera mediatizada por la rentabilidad? ¿Hay proyectos que no emergen porque no son traducibles en dinero? ¿Y qué ocurriría con la educación en un mundo que garantizara un futuro económico asegurado?

Sin duda surgiría un nuevo sentido para aquello que se considera que tiene, o no, salida y la coacción curricular que se ejerce desde arriba sobre la educación secundaria y desde ésta sobre primaria e infantil, haría que muchas propuestas pedagógicas alternativas (Summerhill, Waldorf, Tonucci, Willems) dejaran de verse presionadas por temores a la posible inadaptación posterior de los niños.

Aparecería así un giro notable hacia el desarrollo de su potencial creativo, con mayor disponibilidad de asignaturas artísticas y apuntando más a lo íntimo de la armonía de intelecto, emoción y motricidad, que a lo externo de la inserción ocupacional, cueste el esfuerzo que cueste.

Hace poco J. Antonio Marina titulaba perplejo un artículo: “¿Es el esfuerzo un valor de derechas?”. Esa apropiación indebida del bipartidismo para subrayar sus marcas, igual que un banco se apropió del azul y otro del rojo. ¡Saquen sus manazas de los valores y ya de paso de los colores! No sólo no nos representan, sino que tampoco nos ofrecen proyectos integrales porque precisan fragmentar los valores para rotular sus discursos.

Basta de informes PISA que presionen para construir dinámicas de competitividad. Está muy claro que cada cual debe encontrar un equilibrio entre el gusto por hacer cosas y el esfuerzo para llevarlas adelante, y eso es educable. Quienes hemos pasado por Magisterio sabemos que la liberación educativa hace mucho que está teorizada –con diferentes énfasis–, pero está muy lejos de ser aplicada, por la presión social competitiva que la rodea.

La RB nos permitiría esa implementación, al tiempo que propiciaría el suave languidecer del homo economicus. ¡Atrevámonos a imaginar a que tipo de homo aspiramos!


Fuente: https://www.diagonalperiodico.net/la-plaza/25276-la-renta-basica-y-la-educacion.html

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